ENTREVISTA ZULMA BOLÍVAR, PRESIDENTE DEL INSTITUTO METROPOLITANO DE URBANISMO.
"Caracas tiene 9% de su área desocupada. La ciudad necesita y puede crecer pero ordenadamente" "De improvisaciones estamos cansados. Aquí no hay nada provisional que no se quede para siempre"
ENIO PERDOMO, ANYIMAR COVA LUGO , ZULMA BOLÍVAR | EL UNIVERSAL
La ciudad del "se me ocurre". Así define Zulma Bolívar, presidente del Instituto Metropolitano de Urbanismo, a la capital que se vive hoy día donde, según el Ministerio de Vivienda y Hábitat, se esperan construir más de 28 mil viviendas en Distrito Capital, Miranda y Vargas. "Se me ocurre que La Carlota está libre y voy a poner una concretera, se me ocurre que hay 3.500 metros de parque en Montalbán y quiero hacer edificios. Se me ocurren muchas cosas y las ciudades no ocurren, se planifican con normas y proyectos tangibles".
-¿Qué normas violan las actuales construcciones?
-Desde las ordenanzas de zonificación de las alcaldías hasta leyes de carácter nacional como la Ley Orgánica de Ordenación Urbanístico, la Ley Orgánica de Ordenación del territorio, la Norma 151 para equipamiento urbano en nuevos desarrollos (1985) que está vigente porque no hay otra y las normativas para servicios de redes e infraestructuras. Que se cumplan todas es lo que podría dar calidad de vida en la ciudad.
-¿Hay calidad de vida aquí?
-No. Aquí tenemos una inmensa deuda empezando porque tenemos unas ordenanzas de zonificación que fueron elaboradas entre los 70 y 80 cuando Caracas era Distrito Federal y Distrito Sucre, y ha habido intentos pero no se ha hecho una renovación completa. Por otro lado, la Ley Urbana de Ordenación Urbanística prohíbe específicamente los cambios aislados de zonificación; es decir no acepta lo que se inventó con la Ley de Emergencia para Terrenos Urbanos y Vivienda que pasa por encima de todo lo que existía y decide que cualquier terreno puede milagrosamente transformarse en zonas para vivir. Eso no es así.
-La última sorpresa fue La Carlota. El ministro Sesto dijo que se hará un parque verde y también una concretera provisional, ¿es posible?
-En lo absoluto. La concretera, a mi juicio, es el galpón de depósito para que la Misión Vivienda pueda ejecutar los conjuntos residenciales que decidieron comenzar este año y que quieren terminar a la velocidad de la luz para que el Presidente pueda mostrarlos en su campaña. ¡¿Qué estamos haciendo con ese montón de viviendas si no ampliamos los servicios?! Jugado al caos. De improvisaciones estamos cansados, aquí no hay nada provisional que no se quede para siempre.
-¿Se pueden construir más viviendas en Caracas?
-Sí. Caracas tiene 9% de su área desocupada. Claro, no puede ser aquí en el centro pegada de la línea del Metro, sino en áreas periféricas. La ciudad necesita y puede crecer pero ordenadamente. ¿Cómo se empieza? Primero con vialidad, luego con los servicios y después de los hospitales, escuelas e industrias vienen las viviendas.
-Según el Gobierno estamos en emergencia, ¿ese proceso no es demasiado largo?
-A veces lo urgente mata lo importante. Si hubiéramos sido buenos gerentes en tres meses se habría podido tener apartamentos en muchos sitios pero con la empresa privada, con las alcaldías que tienen un registro catastral de terrenos factibles para la construcción. Solo en Libertador, si medio revisaban el Plan de Desarrollo Urbano Local entregado a la alcaldía entre 1999 y 2000, había planes especiales zonales por parroquia y en terrenos definidos para viviendas se podían levantar 14 mil casas, bien ubicadas, no improvisadas. La tarea estaba hecha pero no por ellos y le dieron la espalda.
-¿Cómo ve las llamadas ciudades socialistas?
-Construir viviendas no significa lo mismo que hacer ciudad. Lo que están haciendo son desarrollos habitacionales porque cuando construyes ciudad das empleo, la haces productiva, la haces accesible y le das todos los servicios y equipamientos.
-Se siguen construyendo viviendas en Libertador, ¿qué va a pasar?
-Va a llegar un día en el que se abra la ventana y, tal es el tráfico, que no se va a poder salir, ni va a llegar el autobús y tampoco habrá agua ni luz. El tema aquí es que cada quien debe cumplir el rol que le corresponde, tanto los que gerencian el ámbito público como los ciudadanos que deben hacer valer sus derechos porque no es su función estar en vigilias, ni estar pendiente de cuándo viene un invasor, ni llegar del trabajo a reunirse para defender su área verde. La gente no puede acostumbrarse a vivir mal y para dar calidad de vida hay que planificar y ejecutar obras que beneficien a todos por igual.
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