domingo, 12 de septiembre de 2010

LA CARACAS DE ...

Artículo obtenido de la revista Estampas, El Universal, 12/09/2010

Luis Alberto Lamata

Lejos de la idea repetida de que la ciudad es fea y sólo exhibe caos y contaminación, el destacado cineasta la descubre hermosa, fotogénica, por eso le encanta filmar en sus calles

por JOHAN M. RAMÍREZ | imagen: NATALIA BRAND | DOMINGO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2010


Mientras más hablo de Caracas, más me apasiono. Yo amo este MOSAICO que tenemos por ciudad -En Terrazas del Ávila-

Aunque ha vivido en otras urbes, la verdad, dice, es que nunca ha dejado Caracas. Por diversas razones ha pasado temporadas en el exterior: dos años en México, varios meses en Perú y otros tantos en Cuba. Pero siempre ha de volver. Porque la extraña. Porque la ama. Porque aquí están los sitios que hablan de su historia. "Crecí en El Cafetal. Desde mi calle se veía El Ávila y el valle en todo su esplendor. ¿Ves? Esa imagen está en mi cabeza desde niño", dice Luis Alberto Lamata, reconocido cineasta, guionista y director.

Su trabajo cuenta ya seis largometrajes, cuatro de corte histórico y dos contemporáneos. Uno de ellos, El Enemigo, es un retrato de Caracas, un filme que transcurre entre los pasillos del Hospital Universitario y un barrio de Petare.

"Uno trata de elaborar su historia, pero es falso: es la historia la que lo elabora a uno, y ese proceso está signado por el lugar donde vives", afirma.

En la dirección de cortos y telenovelas es donde Lamata ha trabajado mejor el tema urbano. "Allí hay una mina de ideas", exclama. Lejos del común denominador -que la ciudad es fea, sin atractivo, puro caos y basura-, él asegura que la capital es generosa con la lente, fotogénica, hermosa. Por eso se deleita al salir a la calle con una cámara en la mano. "Sus vistas amables están por todos lados, sólo que no las vemos", agrega.

En efecto, hoy trabaja en el guión de un corto que reflejará uno de los maravillosos aspectos que Lamata advierte en el diarismo caraqueño: la solidaridad. ¿Solidaridad? "Basta accidentarse y abrir el capó para que llegue un gentío a ver qué te pasó. Y cada uno te da su opinión sobre cuál es el problema. Eso es muy bonito. No ocurre así en otras partes".

Pero no niega las ingratitudes. Reconoce que la capital está cerrada al peatón. Aunque quisiera, no puede recorrerla a pie: siempre habrá una autopista que le cortará el paso arbitrariamente, o una urbanización privada que le impedirá continuar, o absurdos como el Country Club sin aceras.

"En cambio está San Bernardino o La Carlota o Los Próceres, que tienen espacios para caminar, vías intermedias, bancos para sentarse& cónchale, resulta que Caracas se vuelve un lugar fantástico", sonríe. "Qué bonita es la Plaza Francia& yo aspiro una ciudad donde pueda caminar bajo la sombra de los árboles".

Mas otra es la realidad. La metrópolis conspira contra el libre tránsito, contra el cumplimiento de la agenda y el tiempo. "El mejor plan se pulveriza en cualquier momento por una cola -dice. Y hay otro problema: después de cierta hora pareciera que la ciudad dejara de existir. Es triste no poder verse con los amigos a las 12 de la noche en la puerta de un teatro, para ir a tomar algo".

Lamata cree que así el caraqueño tiende a ser menos creativo. Porque la creatividad necesita de los amigos, del roce social, de tropezarse con la vida.

De modo que él, creador de oficio, toma atajos que le permitan tal interacción. A cada tanto se inventa una excusa para ir al Centro y caminar. Cuando puede sube al Metro, y no es que se le haya ocurrido alguna vez una idea brillante en medio de un vagón, pero sí observa los guiños que, luego, pueden aterrizar en la pantalla.

"Porque Caracas da para todo. Es como el Caroní y el Orinoco. Ambos ríos se unen, pero sus aguas no se mezclan. Así es la ciudad: un río de mil colores. Porque caminas diez metros y ves una urbe distinta, y caminas diez más y consigues hasta una época distinta". Feliz con la metáfora, su conclusión sentencia el éxito de esta entrevista: "Cuando empezamos a hablar estaba inclinado al odio por Caracas. Ahora estoy inclinado al amor. Mientras más hablo de ella, más me apasiono. Yo amo este mosaico que tenemos por ciudad".

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